Nací católico, apostólico y andaluz, de todo lo cual, andando el tiempo, sólo me queda lo último.
Hice el bachillerato en las mismas aulas en las que se licenció Pedro Recio Agüero.
Después de ser caballero aspirante a la Academia General Militar, aventura que duró hasta que terminé la mili, que era lo que hacíamos los mozos en aquellos tiempos, recalé en la Escuela de Obras Públicas en Madrid.
Desarrollé mi actividad profesional en empresas de construcción y de ingeniería, siempre en la capital, hasta que por mor de la crisis devine en taxista.
Finalmente he llegado a Funcionario del Estado, situación que tendré hasta que el cuerpo aguante o hasta que paguen la pensión.