El autor es su propio personaje, que se autoescribe para decir cosas que, de otro modo, crecerían de la mínima trascendencia. Nació, como él dice, en un secarral de La Mancha y vino al mundo en la costa de Levante, desde donde se lanzó a descubrir territorios más inhóspitos, ligero de equipaje y corto de ideas pero no de voluntad. En su trayectoria combina distintos oficios, entre los que merecen nombrarse los de dibujante, abogado y fabulador, todos ellos desempeñados con discreta relevancia. Define su personalidad afirmando que es «el residuo de lo que no es» con vocación de nómada mental, siempre a la fuga de cualquier asentamiento definitivo, amante ecléctico de la Filosofía, sin adscripción a ninguna corriente pero atento a todas sus expresiones. En política, ámbito por el que también ha transitado, se adscribe a la “izquierda mística”, ya que según sus palabras “su izquierda no es de este mundo”. Además de guías ilustradas, artículos y algún que otro manual técnico ha publicado la novela “A mil mentiras de profundidad” de género gris, casi negro. Emulando a Ortega afirma que “la claridad es la cortesía del escritor” lo que, leyendo la presente obra, podría descalificarle como escritor cortés.