Entrevista con el autor: Eugenio de las Heras López – Juntos como hermanos

Entrevista con el autor: Eugenio de las Heras López – Juntos como hermanos

  1. ¿Qué motivaciones impulsaron a Moja a dejar Marruecos y aventurarse hacia Ceuta? Todos los padres anhelan una vida mejor para sus hijos. En nues-tro caso el progenitor del chico opta por arriesgar la existencia del pequeño para contentar los deseos de un mandamás a quien poco le importan sus ciudadanos. Continuamente a través de los medios de comunicación conocemos los conti-nuos asaltos a la valla que separa Marruecos de esa ciudad autónoma española bautizada Ceuta. Seres humanos que afrontan una aventura de alto calado para pisar ese otro lado que, en teoría, separa la riqueza de la pobreza, la sumisión de la libertad, la aceptación de la libre expresión, la costumbre de la moda o el pa-sado del futuro.
  2. ¿Cómo afecta la experiencia de Moja en el centro de menores a su percep-ción sobre la solidaridad y la comunidad? Ese Mohamed recluido en un centro de MENAS pasa a formar parte de un equipo que trabaja para adaptarse a un nuevo contexto sin dejar atrás en momento alguno sus raíces, e impulsado por la educación que recibe y por los seres con los que convive asimila unos co-nocimientos y unos valores que le servirán como cimientos para forjar la nueva estructura que pronto y entre todos alzarán: un futuro prometedor.
  3. ¿De qué manera el autor utiliza el entorno de Ceuta para reflejar los con-flictos internos de Moja? Hablamos de una localidad en la que conviven como hermanos musulmanes e hispanos. Entre ellos se dan divergencias y se generan desavenencias respecto a sus hábitos, creencias religiosas y costumbres pero también el paso del tiempo ha permitido crear importantes nexos de acercamien-to entre ambos “bandos” en todos los sentidos. Vivir en paz con dignidad, esa es la aspiración, el sueño y el empeño que en todo instante ronda por la mente de nuestro pequeño.
  1. ¿Cuáles son los principales retos que afronta Moja al integrarse en una nueva cultura? La convivencia pacífica exige aceptar puntos de vista ajenos, dar tu brazo a torcer en más de una ocasión, asumir roles inesperados, ser respetuoso y ayudar, cooperar y socorrer a quien ose anclarse a tu costado.
  2. ¿Cómo maneja Moja sus relaciones familiares a lo largo de la novela y qué efectos tienen estas en su desarrollo personal? Ese chico procedente de una cultura diferente pasa a formar parte de una familia no consanguínea pero sí uni-da a raíz de esa experiencia fantasiosa que nuestro protagonista afronta junto a una camada de conejos. Odisea que le permitirá trabajar conceptos entre los que cabe destacar el respeto, la empatía, el cariño, la bondad, el apoyo mutuo y el afecto o apego.
  3. ¿Qué simbolismos puedes encontrar en la descripción del bosque maldito y cómo se relacionan con la historia principal? Caerse permite aprender a le-vantarse. Los tropiezos no deben catalogarse como errores sino como fuentes de sabiduría ya que no hay mal que por bien no venga. El ser humano a diferencia de los animales salvajes no debería luchar a muerte por un espacio o por un poco de comida pues posee la capacidad de razonamiento. Aptitud que habría de bara-jar antes de iniciar un conflicto.
  4. ¿De qué manera la narrativa de Moja desafía o confirma tus percepciones sobre la migración y los migrantes? Este escrito también pone en el punto de mira de los lectores uno de los problemones que ese mundo tildado de civilizado todavía no ha solventado: la migración. Seres humanos y animales siempre hemos utilizado ese recurso buscando mejorar nuestras condiciones particulares; unos añoran alcanzar una vida más digna y otros hallar un entorno favorable en el que poder vivir y desarrollarse. En lo que respecta a “JUNTOS COMO HER-MANOS” unos niños a los que albergar, educar y preparar para que puedan inte-     grarse plenamente en  nuestra sociedad.
  5. ¿Cómo contribuyen los personajes secundarios al crecimiento y a la evolu-ción de Moja? La biodiversidad y la vida en comunidad entre seres de orígenes diferentes favorecen el enriquecimiento cultural. Los personajes que comparten andanzas con Mohamed le permitirán educarse, desarrollarse, aceptarse, soñar despierto y plantearse unos retos sin que veto alguno logre afectarle, además de dar conocer y propagar a los cuatro vientos sus propios valores, ideas, nociones o conocimientos.
  6. ¿Qué papel juega el pasado de Moja en sus decisiones y comportamientos actuales? Relevante o sobresaliente porque el paso del tiempo permitirá al chi-quito entender por fin esos conceptos que unos definen como mandamientos y otros como preceptos. Aspectos básicos de la vida que al igual que las tablas de multiplicar los críos en un principio repiten como papagayos sin entender un pi-miento. Iniciada la adolescencia —me atrevería a decir— nociones como la hon-radez, la dignidad o la disciplina son comprendidas y asimiladas, y permiten dar-les esas pinceladas necesarias para definir la personalidad de cada cual. Según los expertos con el temperamento se nace pero el carácter sí se puede modular.
  7. ¿Qué escenas del libro encontraste particularmente poderosas o emotivas y por qué? La primera tiene lugar cuando los pequeños aterrizan en ese nuevo ho-gar donde serán acogidos. Un sacerdote les recita entonces las normas que regi-rán en la carrera de fondo que muy pronto abordarán; esos mandamientos por los que algunos sectores se cuelgan una medalla pero que deberían, debieran y deberán reinar en toda comunidad. La segunda escena sucede cuando Alí y Mohamed contactan por vez primera con esos cachorros de lagomorfos recién nacidos. Instante en el que traman convertirse en dos integrantes más de una co-muna novedosa donde añoran ser acogidos y en cierta medida aceptados y hasta queridos. Otra situación destacada se vive en un parquecillo donde esos dos pi-llos que acabamos de nombrar y unos cuantos conejillos empiezan a socializar gracias a unos juegos sencillos como el escondite, el pañuelo o el corre que te pillo. El último panorama que deseo resaltar es la escena final. Nuestro protago-nista confiesa poner su granito de arena en la institución en la que se educó ejer-ciendo un voluntariado para que otros jóvenes en su misma situación —niños dejados de la mano de Dios— logren sobreponerse y salir airosos, al igual que con él mismo sucedió. Ayudar al necesitado se transformó en su más importante legado.
  8. ¿Cómo aborda el autor el tema de la esperanza? El refranero popular anuncia que la esperanza es lo último que se pierde. En nuestro caso este escritor procura ensalzar las aptitudes de un chiquillo que lucha por salir del atolladero en el que se ha visto inmerso. Motivación, confianza, entusiasmo, paciencia y esperanza no le faltarán a la hora de enfrentarse a los desafíos que la vida le propone para salvar con triunfo mencionados escollos.
  9. ¿Cómo aborda la novela el concepto de identidad y pertenencia? Unos pe-queños que vienen de donde vienen —su país de origen— y van a donde van —llamémoslo entre comillas “tierra prometida”— se ven inmersos en una diablura peculiar. A lo largo de ese camino dejan claro que en momento alguno pretenden romper con su pasado pero son conscientes que el panorama que tienen delante les exigirá tomar unos derroteros en un principio inimaginables. Reto que afron-tan con solvencia y dignidad sin olvidar ni perder esos rasgos propios de la co-lectividad de la que proceden: dos chavales de origen árabe seguidores del is-lam.
  10. ¿Qué lecciones sobre adaptabilidad y resiliencia se extraen de esta historia?                                                                                                                                                                                                         Vida física, que sepamos, solo hay una. Una carrera de fondo que exige hacer muchas paradas intermedias. Las condiciones meteorológicas (sequía, lluvia, tormentas, tornados, huracanes, frío, calor, etc.) condicionarán ese extenso cami-nar  pero la Historia ha demostrado que el homo sapiens ha sorteado exitosa-mente esas dificultades adaptándose a multitud de situaciones. Ese deseo de so-brevivir le ha llevado a librar mil batallas con más maña que saña para resultar siempre victorioso y aunque se haya visto lastrado y malherido aún no ha sido derrotado.
  1. ¿Qué podría haber pasado si Moja hubiera tomado otras decisiones claves? Si nuestro protagonista en lugar de aceptar, asumir y adaptarse a la sociedad que lo recibió se hubiera decantado por rebelarse probablemente habría acabado resi-diendo en la calle, dormitando sobre un roído banco de madera o en el interior del hall de una entidad bancaria, birlando comida y bebida de un supermercado o hurgando en la basura para poder subsistir, delinquiendo, maldiciendo y enfren-tándose a todo pichichi fruto de la desesperación.
  2. ¿De qué forma el texto puede inspirar a los lectores a cambiar su percep-ción sobre la crisis migratoria global? Varias veces he hecho alusión a la reli-gión y a sus preceptos básicos: socorrer al necesitado, honrar a nuestros padres y hermanos, perdonar los errores de bulto, no desear los bienes ajenos, ni robar ni asesinar, etc., etc., etc. Actualmente nuestra Madre Patria carece de niños sufi-cientes para sostener una serie de servicios. La falta de jóvenes reducirá el nú-mero de aulas abiertas en las escuelas y esos colegios se verán obligados a ajus-tar sus plantillas para soportar tan tremendo varapalo; hecho que afectará a edu-cadores, bedeles, administrativos, personal de limpieza, servicio de manteni-miento y a otros tantos operarios de diversos campos que seguro me dejo en el tintero relacionados con el ámbito educativo. Ante ese panorama el denominado sistema de pensiones no podrá ser sostenido, los parques en el silencio quedarán sumidos con todos sus columpios y toboganes vacíos y por las rúes únicamente transitarán ancianos a modo de orugas debido a su lento caminar y a esa infini-dad de arrugas que a esas edades decoran ya sus esqueletos. Efectúo este comen-tario con todos mis respetos, no quisiera sumirme en un aprieto. Todavía esta-mos a tiempo para salir airosos de este apuro transformándolo en un bulo y una de las soluciones reside en acoger a individuos de otras razas y poblaciones. Per-sonas que deberán ser ayudadas en su proceso de adaptación para facilitar así la convivencia general. Sobre esos seres recaerá la supervivencia de sectores hoy en peligro como la agricultura, la ganadería y la construcción, en su debe queda-rá firmar todos esos contratos que la hostelería ofrece a montones para cubrir sus numerosas plazas vacantes —algo que no sucedía antes— y sobre sus espaldas caerá la posibilidad de reactivar la vida en todos esos preciosos, preciados y aco-gedores pueblos y aldeas actualmente semivacíos. En lugar de comentarios ra-cistas y actitudes belicistas pongámonos manos a la obra todos a una porque la vida del ser humano es corta. Como bien dijo un tal Jesús fijado con clavos a una cruz en su día: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen”.              

 

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