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- ¿Cómo influye el contexto geográfico y cultural en el desarrollo de la trama?
La historia tiene como telón de fondo a Huelva y su costa (1983). El desarrollo económico de los años 80 fue la década de esplendor en esta bonita ciudad portuaria y en gran parte de la provincia, en especial en su magnífica y extensa costa que, en épocas estivales triplicaba su densidad de población por la afluencia turística. Sin embargo, el arraigado sentir popular religioso, mariano por antonomasia, conllevaba una sociedad sumamente conservadora y complaciente con los rancios círculos de poder establecidos.
Esta situación entraba en controversia con los valores democráticos. Temas como el divorcio, la independencia de la mujer o la diversidad sexogenérica, seguían siendo grandes escollos en esta sociedad patriarcal y religiosa que estigmatizaba a aquellas personas que, bajo su estricta lupa de control, no se ajustaba a la “moralidad” exigida.
- ¿De qué manera el entorno natural como el mar o la playa contribuyen al tono y ambiente del libro?
Tras los trágicos acontecimientos recientes que precipitan el regreso de Ana a Andalucía y después de varias semanas en su Sevilla natal, decide dejar todos los trámites y asuntos pendientes en mano de profesionales e instalarse en la casa de la playa, buscando el anhelado reencuentro con el mar. Ese mar que tan vital es para ella y que ahora necesita más que nunca. Piensa que solo allí encontrará la fuerza, la vitalidad, el sosiego necesario para digerir y afrontar este nuevo revés. Está completamente convencida del efecto sanador que el mar producirá en ella cuando sea ungida por sus aguas, como bálsamo reparador en un ritual sagrado de renovación y espiritualidad, perdonar y perdonarse, hacer las paces con la vida, dejar que todo fluya al ritmo de las mareas.
- ¿Qué desafíos encuentra Ana al volver a su casa de la playa?
Ana llega cargando con una pesada mochila emocional, el amalgama de sentimientos encontrados no la deja discernir con claridad. Sus recuerdos se retrotraen a años atrás cuando salió de esa casa para no volver, bajo la mirada inflexible del comandante y la impasibilidad de su madre.
A solas inspecciona la vivienda que ha sido reformada recientemente, al llegar a la que fuera su habitación y comprobar que ya nada recuerda su presencia, Ana se derrumba, comienza a sentirse vulnerable, ve como la coraza con la que se ha protegido se resquebraja y, por primera vez, rompe en un llanto desconsolado. Comprende en ese instante que la gestión de los recuerdos será sin duda su talón de Aquiles.
- ¿Qué revela la relación de Ana con Julia sobre su pasado y su evolución como personaje?
Ana y Julia fueron amigas íntimas e inseparables durante muchos años, aunque habían perdido el contacto hacía tiempo debido a que Ana fijara su residencia en Madrid mientras Julia permaneció en Huelva.
El encuentro fortuito de las amigas se produce apenas unas horas después de la llegada de Ana a la costa, retomando ese vínculo de amistad desde el mismo momento en que se interrumpió, como si el tiempo no hubiera transcurrido. Sus historias, que se cuentan atropelladamente, guardan un paralelismo tan similar que ambas mujeres se hermanan de nuevo y juntas afrontan los avatares y secretos que la costa esconde.
- ¿De qué manera el hallazgo del cadáver altera la tranquilidad de vecinos y veraneantes de la zona?
Ya desde primeras horas de la mañana, la noticia se ha ido divulgando boca a boca por prácticamente todo el pueblo. La gente habla de una ahogada, una mujer joven y desconocida que ha sido encontrada por un pescador. El macabro hallazgo se convierte en el monotema de chiringuitos y bares, así como de mercados y tiendas. La falta de información por parte de las autoridades da lugar a que todas y todos den rienda suelta a la imaginación elaborando hipótesis de todo tipo. En general, el sentir popular se debate entre la consternación y la curiosidad.
- ¿Qué repercusión tiene para Ana haber reconocido ante la Guardia Civil a la mujer encontrada en la playa?
Ana nunca imaginó que el haberse fijado durante unos minutos en la joven mujer y sus acompañantes en el muelle de las canoas de Huelva, poco antes de que ella embarcara, fueran datos tan relevantes para la Guardia Civil dado que su información solo constaba el día y la hora en que la desafortunada había sido vista con vida por última vez.
Era evidente que se equivocaba y que el desagradable incidente le reportaría muchos quebraderos de cabeza según le dijo el agente, incluso podían requerirla para identificar el cadáver en el depósito pues para el operativo policial era ella la única testigo ocular que podía situar a la víctima presumiblemente a bordo de la canoa rumbo al pueblo.
- ¿Qué simbolismo tiene el título de la Última Canoa?
El título obedece a la necesidad de poner en valor a esos barcos de pasajeros y carga que durante décadas cubrían la ruta Huelva-Punta Umbría. Estos barcos llamados canoas hacían un servicio público y fundamental porque era el único medio de transporte que conectaba Huelva con la costa.
En la actualidad esta flota de canoas sigue activa en épocas estivales, como un atractivo turístico que no deja a nadie indiferente.
- ¿Cómo defines el libro?
La Última Canos es una novela con acento andaluz tanto por el enclave como por la mayoría de sus personajes. Es una historia, en cierto modo, coral y de pura ficción.
En palabras de mi buen amigo J. Carlos Romero (periodista sevillano) la novela ahonda en verdades universales como el amor, la empatía y la amistad salpicadas por intrigas, misterios y sentido del humor como la vida misma.