Description
Había una vez un niño que llevaba los bolsillos hacia afuera
Había una vez un niño que padece autismo. Mi hijo pequeño Iván. Entre sus miles de particularidades una de ellas es llevar los bolsillos hacia afuera.
No sé cuál es el motivo. Él no habla. Solo dice. No es lo mismo hablar que decir. Son tantas las capacidades, habilidades y normas que le tengo que enseñar, que nunca le he dicho – Iván, los bolsillos hacia adentro. Es de las pocas cosas de su autismo que tolero con una sonrisa. Así que él llevará los bolsillos hacia afuera hasta que le enseñe su función o hasta que él se dé cuenta, por observación, cómo hay que llevarlos y para qué sirven los bolsillos. Pero ¿y sino lo aprende por si solo? ¿Por qué los lleva así? Estas dos preguntas me llevaron al guion de mi cuento. Y por supuesto las he contestado desde mi imaginación, ya que Iván no puede resolver mis dudas.
Había una vez un niño que padece autismo. Mi hijo pequeño Iván. Entre sus miles de particularidades una de ellas es llevar los bolsillos hacia afuera.
No sé cuál es el motivo. Él no habla. Solo dice. No es lo mismo hablar que decir. Son tantas las capacidades, habilidades y normas que le tengo que enseñar, que nunca le he dicho – Iván, los bolsillos hacia adentro. Es de las pocas cosas de su autismo que tolero con una sonrisa. Así que él llevará los bolsillos hacia afuera hasta que le enseñe su función o hasta que él se dé cuenta, por observación, cómo hay que llevarlos y para qué sirven los bolsillos. Pero ¿y sino lo aprende por si solo? ¿Por qué los lleva así? Estas dos preguntas me llevaron al guion de mi cuento. Y por supuesto las he contestado desde mi imaginación, ya que Iván no puede resolver mis dudas.
¡¡Si queréis averiguar qué pasa, a leer!!