La rebelión de Zamalur

Ignacio Pujana Álvarez, nacido en 1931 en Galdakao (Vizcaya), ha tenido una temprana vocación como profesor y maestro. Recuerda que con tan solo 13 años y después de ver la película "Adiós Mr. Chips" (versión 1939) decidió que deseaba ser como el protagonista. Nació así la que ha sido su dedicación a la docencia a lo largo de toda su vida.
Con 17 años comenzó a impartir clases de Matemáticas e Inglés en una academia de su localidad natal.
Durante su servicio militar, que cumplió en Marruecos, enseñó a leer y a escribir a algunos de sus compañeros y amigos de la mili.
Posteriormente ingresa como marianista y desarrolla su labor docente en España y fuera de España. Sus ansias de conocer le hacen atravesar el entonces conocido como telón de acero y viaja a Hungría para vivir en primera persona lo que era el régimen comunista de Janos Kadar.
Sigue su actividad en internados de Vitoria, Almería, Escoriaza y San Sebastián. Vive momentos difíciles durante la actividad terrorista de ETA ya que tiene amigos y conocidos en ambos bandos.
Con 72 años le jubilan pero se traslada a Vitoria y actualmente, después de 73 años de actividad docente ininterrumpida, sigue impartiendo clases a hijos de emigrantes dentro del Programa de Ayuda al Estudio de Cáritas.
El autor considera, después de su larga experiencia, que es más importante saber hacer una tortilla que resolver una raíz cuadrada; que las neuronas son las dueñas del ser y no el envase; que no hay aprendizaje sin emociones; que cada persona es diferente y que los planes de estudio no forman a las personas, sino que adoctrinan para que simplemente sean miembros de una sociedad sumisa al dictado del poder económico.
Ignacio Pujana resume su librito con una importante reflexión y es que si el mal llamado sistema educativo no mide el grado de felicidad de nuestros estudiantes de Secundaria y Bachillerato no ha cumplido su objetivo.